miércoles, 9 de febrero de 2011

Caperucita Roja


CONCIENCIA CÍVICA EN EL CUENTO "LA CAPERUCITA ROJA"

 DE CHARLES PERRAULT


Por: Atricio Milla Mardones


¿Qué dice usted después de decir “Hola”? Éste es el sugerente título del libro con el cual, el siquiatra norteamericano, Eric Berne aborda el tema de la psicología del destino humano.

Una pregunta aparentemente tonta, pero que, en realidad, contiene, en sí misma, todas las cuestiones básicas de la vida humana y todos los problemas fundamentales de las ciencias sociales, incluido el tema fundamental de la psicología social: ¿Por qué las personas hablan unas con otras?.

Para Berne, lo que ocurre con las personas en medio de un “Hola” y un “Adiós” entra en el ámbito de una teoría específica de la personalidad y de la dinámica de grupo, conocida con el nombre de “Análisis Conciliatorio” (una terapia que estudia los tres estados del ego: el Padre, el Adulto, el Niño), en donde los pensamientos y sentimientos son expresados como patrones de conducta.

Según esta teoría, "todos los seres humanos cuando se relacionan con otra persona, se comportan y actúan de cierta manera, manifestando uno de los tres tipos de ego. Y, tal como en una obra teatral o libreto cinematográfico, al interactuar con otra persona, cada uno asume un rol, según el 'guión' previamente escrito en nuestro inconsciente".

Caperucita Roja, el popular cuento de Charles Perrault,  incluye todas las combinaciones posibles de este análisis conciliatorio. Según el relato: “una dulce niña llamada ‘Caperucita Roja’ fue enviada por su madre a dejarle una canasta con alimentos a su abuela que se encontraba enferma y que vivía sola fuera del pueblo, en un bosque".

PARA EL "ANÁLISIS CONCILIATORIO", LO MÁS IMPORTANTE ES SABER "EN QUIÉN NOS TRANSFORMAMOS CUANDO NOS RELACIONAMOS CON OTRAS PERSONAS.
Caperucita, para cumplir el encargo de su madre, debió tomar un sendero que atravesaba el bosque. En el camino, la inocente niña, se maravilló con tantas cosas hermosas que veía: los árboles, las flores, los pájaros... Pero de improviso se encontró con un Lobo que pensó que Ella era un bocado muy apetecible y -por lo mismo- al ver a Caperucita en la inmensidad del solitario bosque, la atajó preguntándole que ¿Quién era? y ¿Para dónde iba?.

Caperucita le contó que llevaba una canasta con alimentos para su abuela que vivía en una casa al otro lado del bosque. Entonces, el astuto Lobo, analizó rápidamente la situación y le dijo a Caperucita que si quería llegar en menor tiempo a la casa de su abuela debía seguir un camino más corto, que Él le indicaría.

Convencida por el Lobo, Caperucita siguió el camino recomendado (que resultó ser más largo). El Lobo, feliz por su engaño, se fue a la casa de la abuela y  haciéndose pasar por Caperucita entró y se comió de un mordisco a la anciana señora. Luego, pensando en hacer lo mismo con Caperucita, se disfrazó con las ropas de la abuela y esperó a que llegara su alimento... Al llegar Caperucita, el Lobo fingió que era su abuela y la invitó a meterse en la cama con él. Ella aceptó muy confiada, pero pronto observó muchas cosas peculiares en el aspecto de su abuelita, que le hicieron preguntarse si aquella persona era realmente la anciana:

-¿Por qué tienes esas orejas... esos ojos... esa nariz... tan grande abuelita?- preguntó consecutivamente Caperucita, intrigada por el extraño aspecto de su abuela.

-¡Para escucharte... verte... olerte... mejor!-, respondió el Lobo a cada pregunta.

Finalmente Caperucita preguntó:

-“Abuelita, ¿por qué tienes esa boca tan grande?”

-¡¡¡Para comerte mejor!!!-, respondió el Lobo disfrazado de abuela.

Dicho esto, Caperucita empezó a correr por toda la casa dando grandes gritos de auxilio, los que fueron escuchados por un cazador que la salva de su cruel destino.
Psicológicamente, el cuento de la Caperucita Roja suscita preguntas interesantes. Por ejemplo: ¿Por qué pasa todo eso? ó, más inquietante aún, ¿A qué clase de gente le pasa eso?

Respecto de los personajes, cabe preguntarse: ¿Qué clase de madre envía a una niña a un bosque donde hay lobos u otros peligros? ¿Por qué no lo hizo la propia madre? ¿Por qué no fue con Caperucita? Si la abuela estaba tan incapacitada, al punto de ni siquiera poder preparar su alimento, ¿Por qué la madre de Caperucita la dejaba vivir sola en una cabaña tan lejos? Pero si tenía que ir Caperucita, ¿Cómo es que su madre nunca le había advertido que no se detuviera a hablar con un desconocido?

En el cuento queda claro que ha Caperucita nunca le habían dicho que aquello era peligroso o peor aún,  parece   como si a la madre no le importara mucho lo que pudiera pasarle a Caperucita, o quizás, incluso quisiera deshacerse de Ella.

Por otra parte, ¿Cómo podía Caperucita mirar los ojos, las orejas, las manos y los dientes del Lobo y seguir creyendo que era su abuela? ¿Por qué no salió de allí lo más rápido que pudo?

Si ahora tratamos a los personajes de esta historia como a personas reales, cada una con su propio “guión”, veremos cómo se enredan sus personalidades:

1. Evidentemente, la madre está tratando de perder a su hija “accidentalmente".

2. El Lobo, en vez de comer conejos y cosas así, esta creándose problemas por querer “vivir peligrosamente”.

3. La abuela vive sola y no cierra la puerta con pestillo. Tal vez esta esperando que pase algo interesante. Probablemente era lo bastante joven como para desear aventuras, ya que Caperucita todavía era una niña pequeña.

4. El cazador es, obviamente, un libertador que disfruta abusar de sus enemigos vencidos aunque sea en defensa propia o de los demás.

La verdad es que todos los personajes del cuento buscan acción a casi cualquier precio. Si se toma en sentido literal el saldo final de la historia, todo este asunto era una maquinación en contra del pobre Lobo, porque se le hacía creer  que era más listo que nadie, utilizando a Caperucita de cebo.

En ese caso, la moraleja de la historia no es que las niñas inocentes debieran de apartarse de los bosques donde hay lobos, sino que los lobos deben de apartarse de las niñas de aire inocente y de sus abuelas; en resumen, "un lobo no debería pasear solo por el bosque".

LOS "LOBOS" ¿DEBEN DE APARTARSE DE LAS NIÑAS DE AIRE INOCENTE?
Esto, además, suscita la interesante pregunta de: ¿Qué hizo la madre aquel día después de mandar a Caperucita a la casa de su abuela?.

Si todo esto parece cínico o irónico, examinemos ahora a Caperucita en la vida real. Aquí la pregunta crucial es ésta: con una madre como ésa, y después de una experiencia así, ¿Cómo fue caperucita cuando creció?

DESPUÉS DE VIVIR UNA EXPERIENCIA ASÍ, ¿CÓMO FUE CAPERUCITA CUANDO CRECIÓ?
Esta fábula nos deja importantes lecciones para la vida cotidiana y la conciencia cívica pues, nos ayuda a identificar realidades jurídicas y, en general, de seguridad ciudadana.

Las noticias nacionales permanentemente nos informan de la existencia de  "lobos modernos". Personajes horriblemente peligrosos como el psicópata de Alto Hospicio (Iquique) o las redes de pedófilos desbaratadas recientemente en el país.

La moraleja de esta realidad podría ser: "que al igual que el Lobo que se viste con distintos ropajes humanos, la maldad asume las mismas caracterizaciones". Un día puede ser un chofer de colectivo, otro un político, luego un funcionario de gobierno, después un profesor, también un abogado, increíblemente un cura... Luego ¿Quién sabe?... ¿Su vecino?.


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